La noticia ha corrido como la pólvora informativos y redes sociales, la desigualdad mata, literal. En España, vivir en un barrio rico de Barcelona supone vivir 11 años de media más que vivir en uno pobre. En Madrid el mismo escenario eleva a 7 los años de diferencia.
Nos puede llamar la atención pero no es algo nuevo. Corría la mañana del 1 de mayo de 1974, Marc Lalonde se dispone a dar un discurso en la calle 111 Wellington en Ottawa, Canadá. De profesión abogado, Lalonde, es el Ministro de Salud Pública de Canadá en ese momento y posiblemente, sin ser consciente del alcance de sus palabras, éstas van a perdurar bien sólidas durante las siguientes décadas. El trabajo lleva como título “A new perspective on the health of Canadians” (1) y es fruto de un encargo a un grupo de epidemiólogos que deben dictaminar los motivos por los que enferman y fallecen los ciudadanos canadienses.
Este informe denominó los factores de riesgo como “determinantes de la salud” y los clasificó en dos grandes grupos:
- Determinantes económicos, sociales y políticos. Serán responsabilidad del estado.
- Estilos de vida, factores ambientales, genéticos y biológicos de la población y atención sanitaria. Responsabilidad del sector de Salud.
Pero Lalonde no fue el primero en percatarse de la relación entre nivel socioeconómico y esperanza de vida. Johann Peter Frank, a comienzos del siglo XIX, en su tratado “System einer vollständigen medicinischen Polizey” (A Complete System of Medical Policy), escribió “La miseria es la madre de las enfermedades“, y en 2019, nos sigue llamando la atención, quizás no la noticia en sí, que a casi nadie sorprende, pero sí, la contundencia de los datos, pues vivir 10 años más por tener una posición más holgada parece una barbaridad, en el mismo país, misma ciudad.
Padecer un bajo estatus socioeconómico implica estar dentro un bucle del que es casi imposible salir. Pongamos el ejemplo de Suecia para explicar esto. A pesar de ser un de los países del mundo con mayor tasa de participación en la vida laboral de la OCDE (estudio), no obstante el 75% de las mujeres entre los 55 y 64 años trabaja, porcentaje que se eleva al 77,7% en hombres, un proyecto de ley para elevar la edad de jubilación de 65 años 67 y 69 en el caso de La Ley de Protección del Empleo ha visto la luz y los cambios ya se implementan para estar finalizados en 2026. Mismo debate que en España. Perfecto. ¿Qué tiene que ver esto con el bucle infinito de los pobres? y más aún, ¿Qué tiene que ver con la noticia de ayer de la esperanza de vida y desigualdad social?
Una mala salud aumenta las probabilidades de que la fuerza laboral sea expulsada al desempleo, la pensión de invalidez y la jubilación anticipada (estudio). Existe relación directa entre la salud en la edad y las circunstancias en las que las personas se jubilan. Trabajar duro y tener pocos recursos hará que abandones antes la vida laboral por cuestiones de capacidad física (fuente) y una mayor carga de trabajo guarda relación con una mayor prevalencia de enfermedad concomitante que reduce la capacidad de trabajo en los estratos socioeconómicos más bajos, resultando en una desigualdad infinita con impacto directo en la salud de las personas (estudio).
Para evitar que esta brecha siga aumentando es necesario tener en cuenta el efecto de diferentes grupos socioeconómicos en el sistema de bienestar. Penalización por jubilación temprana sin tener en cuenta la carga de trabajo ejecutada, términos restrictivos para otorgar la pensión de invalidez y fuertes beneficios económicos disponibles para aquellos que trabajan más tiempo, aumentarán las desigualdades sociales.
(1) Lalonde M. A new perspective on the health of Canadians. A working document. Ottawa: Government of Canada, 1974