Que las prescripción de ejercicio con el objetivo de perder peso provocan resultados modestos, en algo que sabemos desde hace tiempo. Ya en 1997, W C Miller (Uni. De Washington) publicó una revisión de los 25 años anteriores de investigación sobre la pérdida de peso mediante dieta, ejercicio o intervención con dieta y ejercicio, y concluyó que la pérdida de peso mediante ejercicio, no tenía opción de “competir” con una prescripción dietética.
El mecanismo por el que el ejercicio resulta en una menor pérdida de peso de la prevista fue llamado como “compensación de peso” y quedó sin resolver durante muchos años.
En 2019, Corby K Martin y otros col. Publicaron el estudio E-MECHANIC, que tenía precisamente como objetivo identificar los mecanismos responsables de la compensación energética en pacientes que practican deporte mientras tratan de perder peso.
Se trataba de ECA con 198 sujetos, medidos en el momento inicial y a las 24 semanas. 3 grupos: sin ejercicio, ejercicio supervisado, 8 kcal/kg de peso corporal/ semana o 20 KKW.
Se produjo una compensación significativa (P < 0,01) en los grupos de 8 KKW (media: 1,5 kg; IC del 95 %: 0,9, 2,2 kg) y 20 KKW (media: 2,7 kg; IC del 95 %: 2,0, 3,5 kg), y la compensación fue diferente significativamente entre los grupos de ejercicio (P = 0,01). Los participantes con una compensación más alta en comparación con una más baja informaron mayores índices de apetito y creencias de que los comportamientos saludables pueden compensar los comportamientos no saludables. Además, aumentaron el deseo por los alimentos dulces, aumentaron los trastornos del sueño y empeoraron el dolor corporal.
Tenemos entonces una teórica respuesta subjetiva del apetito e ingesta energética compensatoria tras el ejercicio, que sin embargo, muestra una marcada variabilidad interindividual.
Y esto es lo que estudio GOLTZ, FERNANDA, en 2017. El apetito percibido y las concentraciones circulantes de grelina acilada y péptido total YY (PYY) se midieron inmediatamente antes y después de las intervenciones. Se observaron correlaciones positivas de moderadas a grandes entre los dos conjuntos de respuestas de ejercicio ajustadas por control para todas las variables. los participantes demostraron diferencias individuales en el apetito percibido y las respuestas hormonales a las sesiones de ejercicio agudo más allá de cualquier variabilidad aleatoria dentro del sujeto a lo largo del tiempo
¿Cualquier ejercicio? En 2021, HALLIDAY, TANYA publicó un trabajo, objetivo determinar si la ingesta de energía y la regulación del apetito difieren en respuesta a una serie aguda de ejercicio de resistencia (REx) versus ejercicio aeróbico (AEx)
En conclusión, tanto REx como AEx provocan la supresión de las respuestas hormonales reguladoras del apetito. Sin embargo, la modalidad de ejercicio influye en esta respuesta, con REx suprimiendo la grelina en mayor medida y AEx aumentando PYY y GLP-1 en mayor medida. Esto sugiere que la energía gastada con REx o AEx versus SED no se compensa con un aumento del hambre, los antojos de alimentos o la ingesta de energía.
El estatus nutricional previo al ejercicio influirá en las concentraciones de GLP-1, PYY y grelina y en concreto, haber ingerido o no carbohidratos, alterará el perfil de metabolitos plasmáticos de estas hormonas.
¿Qué ocurre cuando ingerimos HC antes del ejercicio en estas hormonas? ¿Tendrá impacto en el ejercicio y la ingesta energética?
Esto es lo que se preguntó James Frampton y col. En un estudio publicado en junio de 2023 (hace escasos días).
os carbohidratos de la dieta y el ejercicio aumentan de forma independiente el GLP-1
niveles y disminuir las concentraciones de grelina (carbohidrato también aumentó de forma independiente
PYY). En consecuencia, tanto los carbohidratos como el ejercicio crean un entorno hormonal propicio para la
supresión del apetito y la ingesta de energía.
Como ya sabemos, el ejercicio provocó el incremento de Apo-A2, marcador asociado a incremento de riesgo cardiovascular, sin embargo, respuesta fisiológica a las mayores demandas de energía impuestas por el ejercicio, y por lo tanto
representa un aumento en la movilización de energía.
Algunos apuntes finales,
- Es normal no tener apetito justo después de entrenar, esto se denomina “anorexia inducida por el ejercicio”
- Los cambios temporales en el apetito posterior al ejercicio están relacionados con el acetato, el lactato y el PYY
- La ingesta de energía posterior al ejercicio está asociada con los niveles de GLP-1 y succinato.
Fuentes,
Miller W, Koceja D & Hamilton E (1997). A meta-analysis of the past 25 years of weight loss research using diet, exercise or diet plus exercise intervention. Int J Obes 21, 941–947
Martin CK, Johnson WD, Myers CA, Apolzan JW, Earnest CP, Thomas DM, Rood JC,
Johannsen NM, Tudor-Locke C, Harris M, Hsia DS & Church TS (2019). Effect of
different doses of supervised exercise on food intake, metabolism, and non-exercise
physical activity: The E-MECHANIC randomized controlled trial. Am J Clin Nutr 110,
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Goltz FR, Thackray AE, King JA, Dorling JL, Atkinson G & Stensel DJ (2018). Interindividual
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Frampton J, Serrano-Contreras JI, Garcia-Perez I, Franco-Becker G, Penhaligan J, Tan ASY, de Oliveira ACC, Milner AJ, Murphy KG, Frost G, Chambers ES. The metabolic interplay between dietary carbohydrate and exercise and its role in acute appetite-regulation in males: A randomised controlled study. J Physiol. 2023 Jun 3. doi: 10.1113/JP284294